Es una canción para cuando necesitas valentía: para levantar la voz, salir del miedo y recordar que tu tiempo es limitado, pero tu fuego no.
Distópxica es una banda de rock de Bogotá y, al tiempo, un proyecto de reflexión crítica. Usan la música para hablar de las toxicidades de los tiempos actuales, la crisis ecológica, la desigualdad, la migración, la violencia y la resistencia. Cada canción es un mapa emocional: no dan respuestas fáciles, abren preguntas incómodas y recursos para habitar la incertidumbre con dignidad.
Distópxica es la mezcla entre distopía, territorio y toxicidad entendida como catalizador de cambio. No es solo un nombre, es un manifiesto: incomodar para transformar. Es un núcleo conformado por Javier Vaca, voz y letras; Sergio Moreno, guitarra y coros; y Gabriel García, sintetizadores y guitarra.
La intención de su propuesta musical es simple y, al mismo tiempo, agresiva: usar el rock como laboratorio de conciencia. Distópxica es un cruce de caminos a nivel sonoro. La base es la intensidad del rock y del metal, pero dialoga con el punk, la energía de la salsa, la cadencia de la cumbia y la tradición de la canción latinoamericana de denuncia.
«No hacemos «música de protesta» en el sentido tradicional; trabajamos una especie de arqueología emocional del presente. Tomamos temas pesados —crisis ecológica, desigualdad, violencia estructural— y los traducimos en canciones que puedan ser gritadas en un pogo, pero que también resistan una lectura intelectual», cuenta la agrupación colombiana.
«Buscamos transformar el trauma ecológico y social en comprensión, motivar la duda y generar incomodidad constructiva. Denunciamos sin caer en el panfleto porque nuestras letras están pensadas para perdurar, para seguir insistiendo en algo dentro de diez o veinte años», agrega.
‘Arde’ es lo nuevo de Distópxica, una canción que nace de la necesidad de replantear la forma en que se entiende la rabia y la protesta. Habla de alguien que ha marchado, que ha enfrentado gases, balas y persecuciones políticas, pero que decide que su verdadero campo de batalla es el aula, el conocimiento y la organización social.
El tema cruza varias capas: educación como arma, revolución, raza, memoria, supremacías que se jactan de intocables y culturas que se niegan a desaparecer. Es una invitación a incendiar lo que oprime, no existe nada más incendiario que los argumentos, el pensamiento crítico, la comunidad y su acción colectiva.
«Cuando decimos «La educación es el arma de mi raza», estamos diciendo que no queremos más generaciones entregadas al plomo; queremos generaciones armadas de libros, preguntas y conciencia», enfatiza la banda bogotana.
‘Arde’ mezcla rock, punk y metal con una cadencia de salsa marcada en la voz. Se siente ecos de bandas como Rage Against the Machine y The Mars Volta en la energía y la estructura, pero filtrados por la realidad bogotana y latinoamericana. Distópxica también se nutre de músicas de raíz, de los ritmos de calle, de la sonoridad de los barrios y de la historia política reciente de Colombia.
El video toma un lugar aparentemente neutro —una oficina de un corporativo real— y lo convierte en escenario de resistencia. Ese espacio de trajes, escritorios y reuniones se transforma en un coro de voces que ya no hablan de ventas, sino de dignidad.
La historia gira alrededor de esa tensión: gente común, en un entorno cotidiano, que decide levantar la voz, cantar y ocupar el lugar como si fuera un escenario. Visualmente juega con la idea de que la revolución no siempre está en la calle; también puede empezar en el pasillo de una oficina, en un aula, en cualquier espacio donde la gente se organice o trabaje.
Para la banda, «el mensaje es claro: si el sistema nos encierra, convertimos ese encierro en eco. La educación, la palabra y la comunidad son las armas que cargan la canción y la imagen».
La canción, producida por Baltika Records, está construida sobre batería, bajo, guitarras y coros reales grabados en una oficina corporativa llamada VISIONARIOS (empresa BHIP), el mismo espacio donde se filmó el video con el fin de que sonara a gente real, en un lugar donde normalmente se habla de metas y cifras, no de revolución.
«Más que números, esperamos que ‘Arde’ se convierta en mantra: que la gente la use para marchar, para entrenar, para ir al trabajo teniendo muy presente que su tiempo vale más que cualquier campaña de marketing. Queremos que la canción abra conversaciones sobre educación, racismo estructural, supremacía y colonialidad, pero también sobre orgullo de raza y cultura. Esperamos que funcione como puerta de entrada al universo de Distópxica y al álbum completo ‘Distopía Tóxica’, tanto en Colombia como en otros territorios de Latinoamérica», enfatiza la agrupación.
‘Arde’ es la pista número 5 del disco debut de Distópxica titulado ‘Distopía Tóxica’, un trabajo de 11 canciones cuyo eje conceptual se ve incluso en el arte: la portada muestra un mundo en destrucción, mientras la contraportada propone un horizonte de esperanza. El álbum recoge historias de colapso y resistencia y las ordena en un viaje: del territorio herido a la posibilidad de transformación.
Para el próximo año, Distópxica estrenará el disco en el mes de enero, lanzará dos nuevas canciones y presentará una versión acústica del álbum en formato íntimo.
«Es importante descubrir a Distopxica en Colombia y Latinoamérica porque contamos la distopía desde adentro: desde un país atravesado por guerra, desplazamiento y resistencia. Ofrecemos una lectura propia de ese caos, una mezcla rara de rigor conceptual, lenguaje callejero y sonido pesado, hecha para este tiempo y esta región. En un continente saturado de discursos vacíos, creemos que es urgente defender proyectos que apuestan por la denuncia, la memoria, la crítica y la herencia», concluye la banda colombiana.
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