Por: Carlos J. Salazar G.
“Ningún gobierno que llegue, va a cambiar el sistema, hasta que el pueblo mismo no cambie. Es un deber recoger a los olvidados y desconocidos por el estado colombiano”,
Oveimar Tenorio, coordinador zonal de la guardia indígena – Kiwe Thegnas.
En el informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para los Refugiados en Colombia, publicado el 29 de junio de 2011, se registra que, por ejemplo, los Arhuacos en la Costa Caribe siguen siendo abatidos por el conflicto armado colombiano.
Según dicho informe, los Awá, ubicados en los departamentos de Nariño, Putumayo y Amazonas, son víctimas de minas antipersona, plantadas en las vías de acceso a sus resguardos. Los Betoye, en la región del Arauca, fueron igualmente desalojados por causa de la violencia. Se precisa, además, que los Emberá-Chamí “fueron víctimas de 47 secuestros en los municipios de Supía y Riosucio, Caldas, y en Quinchía, Risaralda. Por esto, 1,707 indígenas se desplazaron forzadamente”.
De acuerdo con el reporte, una de tantas causas que argumentan los indígenas de Colombia es que sus tierras han sido afectadas, tomadas por proyectos de explotación para el uso de los recursos naturales obligándolos a salir.
Esta fue una de las razones por las cuales, las comunidades se tomaron por más de ocho meses el parque Nacional en Bogotá donde, finalmente, gracias al diálogo con el Distrito, decidieron tomar tres decisiones: Refugiarse en las localidades de Usme y Bosa; reubicarse en la Unidad de Protección Integral de La Florida y/o regresar a sus territorios de origen.
El argumento de los líderes que estuvieron al frente de la protesta fue siempre el mismo: “Nosotros no queremos adueñarnos del Parque Nacional porque sabemos que les pertenece a los colombianos y colombianas, pero seguiremos aquí hasta que el Distrito y la Nación, de forma efectiva y articulada, materialicen, salvaguarden y dignifiquen nuestros derechos con un enfoque indígena”, dijo Jairo Montañez, negociador.

Proceso de liberación de la madre tierra 2018. Cauca – Colombia. Presencia Fugaz
Pero el drama continúa para esta población, especialmente para sus líderes, pues muchos afirman que permanentemente están siendo asesinados, desaparecidos o amenazados. Es el caso de Oveimar Tenorio, coordinador zonal de la guardia indígena – Kiwe Thegnas, quien el lunes 9 de mayo fue víctima de un atentado después de salir de una reunión efectuada en el territorio de López Adentro. Por otro lado, la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca denunció que, ya son seis intentos de asesinato los que le han hecho a este dirigente indígena en esta zona de Colombia.
Frente a estos hechos, ProtON Magazin, por intermedio de Radio Sur, emisora comunitaria de Bogotá, pudo hablar con Oveimar quien, se refiere al drama que padecen los pueblos indígenas en Colombia desde hace miles de años por factores sociales como desplazamiento, conflicto armado, atentados terroristas, sicariato, presencia de grupos armados, bandas delincuenciales y robo de tierras.
Según el relato de Oveimar Tenorio, el Norte del Cauca ha sido pionero en la reivindicación de los derechos humanos, donde se busca y se exige la recuperación de tierras, además de reformas urgentes a la ley, ya que en esta zona impera la invasión de propiedades privadas.
Tenorio afirma que su referente histórico de lucha, ha sido gracias a los ideales revolucionarios de la Casica Gaitana, Guantama y Quintín Lame, quienes en su momento levantaron su voz de protesta contra los poderosos que siempre quisieron despojarlos. Confirma, igualmente, que “los indígenas en América Latina somos unas comunidades originarias que venimos resistiendo desde la época de la Conquista en 1.492 con la invasión de la corona española”.
Para Oveimar Tenorio, frente al alzamiento rebelde de los pueblos nativos, se argumenta que el país requiere de un cambio diferente al modelo de Estado que existe, donde se garanticen los derechos que tienen las comunidades indígenas.
Advierte, además, que han sido pioneros después de la reforma a la Constitución y de haber enfrentado todo el conflicto armado de un cambio radical para Colombia. “La población indígena en nuestro país es una piedra en el zapato para el gobierno. Esta polémica tuvo un ciclo hasta la década de 1.964 cuando se consolidó en Colombia un mandato constante de los dos partidos tradicionales, para luego darse una insurrección entre los años 1.980 a 1.984, en un despertar de la comunidad con planes de vida y temas de unidad”, comentó.

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Y agregó, que Los indígenas, desde el año 2001, 2004 y 2005, han sido los orientadores de las grandes marchas contra los tratados de libre comercio, los despojos territoriales y las leyes que atropellan al pueblo.
En sus palabras: “Nos asesinan porque después de un fallido proceso de paz en Colombia, terminamos siendo los sectores sociales, los obreros, los jóvenes de la primera línea y el movimiento indígena, una barrera para el avance de la política neoliberal que tiene este gobierno. Esta es una de las consecuencias del Plan Colombia fase dos; una seguridad democrática que busca cómo dominar y quebrantar la lucha social”.
Una de las razones que siempre han denunciado estas comunidades ancestrales del país y que Tenorio confirma, es que en las montañas están las grandes riquezas, está el oro, está todo tipo de minerales como el coltán para las tecnologías y por eso los desplazan. “Si en 1.492 nos evangelizaron con religión, hoy nos están evangelizando con economía y política”, agregó Tenorio.
Oveimar Tenorio concluyó para Radio Sur y ProtÓN Magazin: “Ningún gobierno que llegue, va a cambiar el sistema, hasta que el pueblo mismo no cambie. Es un deber recoger a los olvidados y desconocidos por el Estado colombiano”. Y fue más profundo en su reflexión: “Sabemos que Colombia cambiará esa mirada cuando pare la violación de derechos humanos y se respete el derecho a la protesta social. Se requiere un cambio y es el pueblo quien decide, con la conciencia de cada uno”.