Madres sin barreras

Por : Eliana Páez

Cada mañana despierto con la voz invisible de una energía poderosa, que me recuerda, a mis 33 años, la mujer que soy: profesional, hija, amiga, hermana, ama de casa, trabajadora, soñadora, emprendedora y orgullosa madre de mi amada hija de 3 años y medio.

Nadie me dijo que sería tan difícil, tampoco imaginé que fuese fácil. Lo interesante es que ha sido la aventura más sensata y hermosa que he tenido en la vida, pero el esfuerzo que me demanda ha hecho que, como muchas otras madres, sienta que no soy suficiente para lograrlo. Y es mentira eso. Puede que en momentos se nos vaya el aliento y las frustraciones nos devoren, pero es mentira que no es posible hacerlo todo a la vez, con éxito.

Mi primer gran ejemplo es mi madre. Seguro para muchas es nuestro primer gran ejemplo. Algunas lo valoramos años más tarde, tristemente. La realidad es que ha sido ella quien me ha dado, además de la vida, la fuerza, el carácter, la paciencia, el amor… Las herramientas de guerra para sobrevivir en este mundo complejo. Son esas mismas herramientas que, como ella, hoy me esmero por darle a mi hija, a mi guerrera. Seguro todas queremos brindar esas mismas herramientas, que se transforman con los años y se forjan con el fuego de las experiencias.

Así somos. Así hemos sido. Así seremos. Algunas por convicción y deseo de ser madres, otras por haber asumido la maternidad y amarla en el proceso. Hay quienes tal vez deseaban serlo y sintieron arrepentimiento en el intento, pero el tiempo ayudó a mejorar la sensación. Somos seres de carne y hueso que sentimos, pensamos, sufrimos, nos levantamos; mujeres sin barreras. Pero esa decisión es también un reto, sobre todo, cuando los contextos sociales son los que limitan.

Elizabeth Cady Stanton (1815-1902)

Mientras formaba a siete hijos, luchó para lograr el derecho de la mujer al voto e incluir esta acción en la constitución de Estados Unidos. Abogó por la educación de las mujeres, y animó a sus propias hijas a acudir a universidades como Vassar y Columbia.

Tatiana, 18 años

“No puedo decir que planeé mi embarazo, sería una mentira. Puedo decir que hoy mi bebé está por cumplir un año y me siento orgullosa de mi poder. No imaginé lograrlo. Pero lo logré. Terminé mi bachillerato, entré a la universidad y sigo estudiando… No me detengo. Soy joven y decidí dejar todas las barreras que la sociedad me puso atrás… El estudio me va a ayudar a tener un futuro como profesional y como persona para que mi hijo y yo tengamos estabilidad emocional y económica. Sin importar la edad, las madres no tenemos barreras”.

Lucero, 42 años

“Los hijos le enseñan a uno a ser lo que sea, mejor dicho, uno no puede decir que no puede hacerlo porque de verdad uno lo logra. Las madres tenemos la berraquera encima y frenteamos las situaciones con nuestros hijos desde pequeños. Y los sueños, los proyectos personales, todo se logra. Ser mamá no es impedimento para nada. No es fácil, pero tampoco imposible. Y no hay barreras, uno se las pone. No es fácil, no lo es. Pero también nutre, enorgullece, todas la logramos al final”.

Alexandra, 33 años

“Las mamás no tenemos barreras porque básicamente nada nos queda grande. Nada que se atraviese por el camino, es algo que no se pueda resolver. Bien sea por temas económicos, si llega a pasar en algún momento la damos toda, todo por los pequeños. Porque así estemos cansadas estamos ahí, dando ese 100 % más de lo que se puede porque con un beso sí se puede curar, porque adicionalmente sabemos y podemos intuir todo eso que, de una u otra manera, le está pasando a nuestros hijos”.

Martha, 55 años

“Las mamás no tenemos barreras porque vemos con los ojos del amor. Entonces, para una madre, el querer y el darlo todo, no es ninguna dificultad. No hay nada más grande que todo lo que una mamá puede hacer por su hijo, entonces este no tener límites, no tener barreras, es porque el amor de madre es incondicional. Pase lo que pase, respondan los hijos como quieran responder, el amor de madre siempre está ahí”.

Viviana, 38 años

“Las madres no tenemos barreras porque somos capaces de amar y proteger a nuestros hijos, mientras también somos esposas, profesionales y trabajadoras. Tenemos la habilidad de desempeñar varios roles y sacar adelante todo con éxito. Las madres no tenemos barreras porque perseveramos en el cumplimiento de nuestros sueños y son nuestros hijos quienes impulsan aún más esa motivación. Las madres no tenemos barreras, ninguna barrera porque el amor de madre elimina todo obstáculo que pueda existir”.

Mary Kay Ash (1918- 2001)

Siendo ama de casa y mientras cuidaba a sus tres hijos, a sus 45 años Mary Kay Ash fundó su compañía de cosméticos ‘Mary Kay’ en 1963. El impulso nació de la necesidad por encontrar un trabajo donde pudiera recibir ingresos, mientras cuidaba a sus pequeños.

Como nosotras, hay historias infinitas. Hay una magia implícita en el arte de amar, ese amor comprensivo y protector que se moldea con el tiempo y aprende de sus experiencias. Aprende del dolor que sentimos cuando pensamos que no estamos haciéndolo bien; de los sueños que dejamos a un lado, muchas veces, por dedicarnos a formar un nuevo ser humano de bien.

Aprende de los momentos donde retomamos esos sueños y entendemos que cada persona establece sus propios límites; nuestros hijos no son los obstáculos, somos nosotros. Aprende del desespero por no saber cómo actuar, cómo educar, cómo reprender sin destruir o destruirse. Somos una fuerza que se vuelve flexible ante cada reto, cada dolor. Flexibles, pero no irrompibles. Los límites y obstáculos los pone cada quien porque, históricamente, las madres no tenemos barreras.